domingo, 30 de octubre de 2011

XXV - Una vieja foto


Revolviendo papeles viejos encontré esta foto de 1969. Cuántos recuerdos vinieron a mi mente con ella!  Yo soy el tercero desde la izquierda en la fila de abajo. Recuerdo los nombres de casi todos los que están en ella, mis compañeros de cuarto grado!  


No quiero iniciar una polémica al respecto, pero qué diferente era todo entonces… íbamos a la escuela con camisa y corbata. No era nada especial, era una escuelita pública en las afueras de la ciudad de Buenos Aires. En aquéllos tiempos, habían otros conceptos acerca de la autoridad. Respetábamos a los mayores, nos respetábamos entre nosotros mismos… Recuerdo que nos horrorizaba que pudieran enviarnos a ver a la directora, aunque sólo fuéramos a llevar algún recado de nuestra maestra! No sé si era mejor o peor… pero si he de guiarme por las cosas que veo hoy, prefiero aquéllos años.

No pierdo de vista que mis viejos decían más o menos lo mismo. Para ellos, ya no teníamos respeto por nada, los valores se habían perdido… Sin embargo, fueron estas geneneraciones anteriores las que convirtieron a este mundo en un infierno... tan educaditos que eran... 

No sé… Tal vez mi hijo, dentro de veinte o treinta años llegue a pensar lo mismo.

lunes, 24 de octubre de 2011

XXIV - Elecciones

Una vez más fui convocado para actuar como Presidente de Mesa en estas elecciones. Ya no sé cuántas veces cumplí con esta función, pero debo andar en diez o más. Es una experiencia interesante, pero agotadora.

Si he de reconocerme un mérito propio, es que siempre he conseguido que las jornadas electorales, al menos en mi mesa, transcurran en un ambiente cordial. Sin importar de que partido sean los fiscales, jamás he tenido ni un solo problema. Todos contentos.

Una de las cosas que me gusta hacer, si bien soy conciente de que es una infracción, es permitir que entren al cuarto oscuro aquellos niños que vienen acompañando a sus padres. Me parece que es una experiencia enriquecedora más allá de todo lo que puedan enseñarles en la escuela.

Sin embargo, si supiera a quien elevarle mis quejas, le diría un par de cositas…

Pusieron las mesas en un pasillo pobremente iluminado, para la tarde los ojos se me caían, querían huir de allí. Las sillitas que hay en las escuelas son para niños. Son una verdadera tortura para cualquier adulto que trate de pasar en ellas diez horas sentado. Debería estar previsto un receso para el descanso. Los fiscales de los partidos son reemplazados cada tanto por un rato para que puedan hacer lo que deseen, ir al baño, a fumar al patio, tal vez comer algo, o simplemente ir a estirar las piernas. En todas las últimas elecciones, no conté con un suplente, lo que me impedía alejarme de mi lugar, no sólo porque la gente nunca deja de venir, sino porque se supone que no debo dejar la urna, ni el famoso sellito ni nada de eso.

Ayer, alguien armó unas bandejitas para las autoridades de mesa. Fue algo surrealista… tenía dos barritas de cereal, dos paquetitos minúsculos de galletitas ¡y mayonesa! También me dieron UN saquito de té, UN saquito de mate cocido y UN sobrecito de azúcar. De haber podido conseguir agua caliente, tal vez hubiera podido tomar un té y un mate cocido, pero sólo uno con azúcar (y poca…) La presencia del sobrecito de mayonesa me hizo sospechar que originalmente podría haber estado prevista la existencia de un sanguchito, pero tal vez alguien se comió el queso…..

Bueh… así pasó otro día de elecciones… Espero que las próximas les toquen a alguien más, o al menos, que nos traten como se debe.