Ha sucedido algo horrible. María José, la novia de
mi hijo, ha sido convertida. No sé qué clase de gente le ha metido en la
cabecita estas ideas extrañas, pero eso no es importante. De todas maneras,
cada uno tiene derecho a pensar cómo quiera. Algunos amigos me han dicho que no
debo preocuparme, que seguramente sea solo una moda, algo pasajero; pero tal
vez solo ocultan su espanto y me lo dicen para tranquilizarme. Tal vez mis
temores son infundados, producto de mi desconocimiento, ya que jamás conocí a
alguien así.
A pesar de todo, me preocupa la clase de vida que puede
esperarle a mi hijo junto a alguien así. En fin… él sabrá lo que
hace… Tal vez con el tiempo yo aprenda a convivir con la idea de que ella sea…
hasta me cuesta escribir esa palabra… ¡VEGETARIANA!
Ahora, hablando en serio... respeto mucho su postura y me encantaría acompañarla, aunque sé que no conseguiría cambiar mis hábitos. Al menos, ahora siento culpa cada vez que como una hamburguesa.