martes, 27 de marzo de 2012

XXX - A cuarenta años de mi retiro del fútbol

  • El año: 1972 
  • El lugar: El predio conocido con el ingenioso nombre de “El Campito”, cerca de mi escuela primaria 
  • La ocasión: El gran desafío de 7º grado “A” frente al 7º grado “B” de esa misma escuela. 
  • El momento: El encuentro llegando a su fin. El empate en cero parecía definitivo.

En ningún momento ninguno de los equipos había prevalecido sobre el otro. Ambas defensas habían sido muy cerradas. Fue entonces que aquel chico que corría como una liebre pegado al costado llevaba la pelota. Adiviné su intención de patear al área, así que una fracción de segundo antes de que hiciera su disparo, yo salté en el salto más espectacular que haya hecho en mi vida. Eso me permitió darle un soberbio cabezazo a la pelota… Fue así que cambió su dirección, tomando un efecto bastante extraño, para acabar clavándose en el ángulo ubicado más lejos de nuestro arco, haciendo inútil el esfuerzo de nuestro arquero. Fue lo que se dice “un verdadero golazo” desde más de 15 metros de distancia.

El 1 a 0 fue definitivo. ELLOS ganaron por MI gol. De todas maneras, no era necesario que lo reconocieran tan explícitamente. Todos me felicitaron, me aplaudieron y me sacaron en andas de la cancha, ante las miradas cargadas de odio de mis compañeros. Nunca sentí como ese día el deseo de que la tierra me tragara…

Nunca, después de esa fatídica tarde, volví a jugar. Ese día decidí mi retiro definitivo de los estadios. Estaba absolutamente decidido, sin importar lo que pudieran decirme, nadie podría convencerme de lo contrario. Curiosamente, nadie trató de hacerlo... Me fui en silencio. Ni siquiera un partido homenaje me hicieron... Por otra parte, las glorias de Pelé, Maradona, Messi y otros grandes nunca estuvieron realmente en peligro.  Objetivamente hablando, yo estaba muy lejos de ser lo que llamaríamos un jugador habilidoso, así que el mundo no se perdió nada.


sábado, 10 de marzo de 2012

XXIX - Decisión impostergable

Yo siempre supe que esto iba a terminar así. Parece mentira, no? Tantos años… Todo empezó el sábado pasado cuando quise que me lavara algo de ropa y no hubo manera de conseguir que lo hiciera.

Las cosas que le dije!! Tal vez no se las mereciera, no tuve en el momento en cuenta todo lo que me brindó a través de los años, pero su absoluto silencio solo consiguió enfurecerme más.

No vayan a pensar que fue algo del momento, circunstancial… no… Fue un largo proceso. Los problemas empezaron hace mucho, pero yo siempre conseguía arreglar la cosa… pero al poco tiempo reaparecían.

Nadie sospechaba nada. Todos creían que era una verdadera maravilla, el alma de la casa… Pensar que mi suegra me hablaba maravillas de sus cualidades! Tal vez así haya sido hace muchos años, pero el desgaste del tiempo todo corroe. Sin embargo, nunca comenté con nadie mis dudas. Creo que es por eso es que ha sido toda una sorpresa para nuestro pequeño círculo de amigos y de familia.

No fue sólo porque haya que tenido que lavar mis camisas yo mismo. Era evidente que se había roto algo que no tenía arreglo. Esta vez no hubo forma de encontrar una solución, pero tomé una determinación definitiva y la he llevado hasta sus últimas consecuencias. No fue fácil decidirme, pero tengo claro que más temprano que tarde sería imposible cualquier otro curso de acción.

Esta es la historia de como resolví deshacerme de ese lavarropas de porquería y de como decidí comprar uno nuevo… ¡qué joder!