miércoles, 12 de noviembre de 2014

L - Obituario dental

Con profundo dolor (Aunque lo voy superando rápidamente), luego de una agonía de tres días, debo anunciar la desaparición física -aunque siempre estará presente en mi memoria- de uno de mis dientes caninos.

Todo comenzó de acuerdo a lo que manda la ley. La Ley de Murphy. Por alguna causa, SIEMPRE que he tenido problemas dentales han comenzado en un momento en el que no pudiera ir al dentista. Esta no fue la excepción. Mi dentista atiende de lunes a viernes por la tarde. El problema comenzó (obviamente) en el anochecer del viernes. Tuve que aceptar el hecho de que debería soportarlo durante todo el fin de semana.

La Ley de Murphy siempre está, aunque no la veamos. El lunes, mi dentista -por alguna razón desconocida para mí- no abrió su consultorio, por lo que tuve que esperar hasta ayer (martes) para que él acabara con el sufrimiento de mi pobre diente.

No todo son malas noticias, afortunadamente. La extracción de mi pieza dentaria -como la llama él- fue realizada bajo los efectos de anestesia local. Fue una excelente idea nacer en esta época donde ya se la conoce. Me alejé de su consultorio tratando de imaginar cómo hacían estas cosas antes de que existiera.