viernes, 20 de julio de 2012

XXXII - Amistad


Amistad: 
del latín amicĭtas, por amicitĭa, de amicus, amigo, que deriva de amare, amar

Mucho se ha dicho sobre la amistad. Toneladas de papel y mares de tinta se han utilizado para reflexionar sobre este sentimiento. Qué podría agregar yo? No es mi intención descubrir nada en este aspecto.  Sólo quería contarles acerca de un par de amigos que he conocido. Merlín, un enorme y peludo viejo pastor inglés: El perro más fiel que uno pueda desear. Casi 45 kilos de puro amor. Tuve muchos antes que él y muchos después. Pero era único. Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. Todavía lo recuerdo recibiéndome a mi regreso del trabajo trayéndome mis pantuflas y tratando de colocarlas en mis pies sin antes quitarme los zapatos... pero tampoco es de eso de lo que quiero hablar…


Merlin y mi hijo Jonás - 1999

Milky era un gran gato gris. Algo excedido de peso y muy matón. No se asustaba con los perros. De hecho, los enfrentaba de igual a igual. Los perros callejeros del barrio, quienes evidentemente lo conocían bien, se apartaban de su paso respetuosamente cuando lo veían venir. Al enorme ovejero alemán de mi cuñado lo mandó al hospital, luego de darle una paliza fenomenal... Era un gatito mimoso en casa.  Nos demostraba su afecto acicalándonos el pelo. Nos dejaba la cabeza hecha un desastre, pero lo hacía con su mejor intención. Nos hacía compañía por las noches mirando la tele con nosotros, excepto durante esos dos o tres días en los que desaparecía para luego volver a casa en un estado lamentable producto de su vida social.  Era un buen amigo, pero no es de esa amistad de la que quiero contarles.

Milky - 1999

Milky y Merlín se conocieron cuando el cachorro llegó a casa. Por entonces, el gato era bastante más grande que él. El pobre minino soportó estoicamente que esa cosa peluda lo utilizara como juguete. Le encantaba morderle la cola y arrastrarlo y cosas así, lo que provocaba que maullara pidiendo nuestro auxilio, pero –tal vez por reconocerlo casi como a un bebé– jamás sacó sus uñas

Durante toda su etapa de cachorro Merlín tuvo a Milky como compañero de juegos. Era normal verlos corriéndose el uno al otro. Era especialmente gracioso ver a Merlín, ya con un tamaño importante, correr perseguido por un gato. Cuando este lo alcanzaba, se invertía la situación y perseguido se convertía en perseguidor. Para mi asombro, Llegué a la conclusión de que tenían noción del sentido del humor, ya que solían hacerse bromas el uno al otro. Uno de los chistes favoritos de Milky, era hacerse el dormido junto al perro cuando este dormía alguna siesta. Cuando estaba seguro de que estaba profundamente dormido y con una velocidad asombrosa, le daba una serie de varios golpecitos en la cabeza para inmediatamente volver a la misma posición en la que estaba. El perro se despertaba, veía al gato “dormido” y quedaba completamente desconcertado. Una vez incluso, llegó a la conclusión de que era yo el autor de la broma pesada y hasta me dedicó un gruñido algo malhumorado. Cuando comprendía quien era el verdadero responsable, metía la cabeza del gato dentro de su enorme boca un rato, sin morderlo, pero dejando claramente expresada su opinión sobre el asunto. Por otro lado, Merlín solía sentarse sobre el pobre felino únicamente para fastidiarlo. Simulaba no haberlo visto y no se daba por enterado de que estaba aplastando al gato. Comían juntos del mismo plato y cada noche dormían abrazados o directamente uno encima del otro (por suerte para el gato, a él le tocaba arriba)

Con los años, mi viejo gato, arruinado por la edad y por la vida licenciosa que llevó, que hizo que tuviera más cicatrices de las que podíamos contar, enfermó. Preparamos una camita para él tratando de que pasara sus últimas horas lo más confortablemente posible. El amable gigante peludo no se apartó de su lado hasta que murió. No sé si me creerán, pero les juro que lloró desconsoladamente cuando falleció. Durante días recorrió la casa llamándolo y llorando. Nos hizo llorar a todos…

Hoy, en el Día del Amigo quise recordarlos porque tenían perfecta noción del concepto de Amistad. Quiero también utilizar esta humilde historia como excusa para enviarle un gran abrazo a todos aquéllos a los que considero mis amigos y decirles que los quiero aunque no siempre se los diga…